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martes, 21 de mayo de 2013

ÁGUILA-QUIMERA






Esa mañana entre el hormiguero humano que salía del metro venía ella. Nuestros destinos eran contrarios, por eso nos cruzamos justo en el mitad  de la calle. Nos miramos sin pudor y con salacidad. Sin decirnos nada, con la mirada nos lo dijimos todo. Durante el día no pude concentrarme en mis oficios. Sus profundos ojos verdes, su piel trigueña y su magnífico pelo negro no cesaron de darle cuerda a una máquina de fantasías, que tomó el control de mi espíritu. Perseguido por los fantasmas que sembró en mi mente me fui a la cama. No había bien conciliado mi sueño cuando vi como un águila gigantesca destrozaba el techo de la casa y me raptaba de mi lecho. Cuando desperté estaba en su nido, con ella acaballada sobre mi pubis, la espalda cubierta de plumas, los brazos en forma de alas, sus pechos juveniles desnudos, comiéndome a besos con su filoso pico. No me pidan que les cuente lo que sucedió durante el resto de la noche. No lo sé, porque para saciar la voracidad de sus deseos se devoro hasta el último de mis huesos.


Enoïn Humanez Blanquicett
Montreal, 21 de mayo de 2013.
Derechos reservados de autor. 

4 comentarios:

  1. Espectacular, muy bien armado, deja la semilla del deseo volar al la imaginacion, muy bueno

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  2. HOLA COMO ESTAS. QUE FUE ESA MESCLA, ENTRE RAPTO, AMOR Y QUE MAS......................

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  3. Excelente relato de una prodigiosa imaginación. Si yo escribiera así, moriría tranquilo...

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  4. ese es el poema q dijo la mexicana meri aldaco ��que le dedicaste x la noche q hablaron de sexo y porno��a tu mujer��no le caben los cachos x la puerta��

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